En esta vida, hay algunas cosas que no tienen fecha de caducidad.
El amor incondicional, el aire fresco del amanecer, el placer de escuchar el crujir de las hojas caídas en otoño…
También el momento de conseguir esa sonrisa soñada.
Los tratamientos de ortodoncia no tienen un límite de edad. Se puede poner a un niño y también a un octogenario.
Obviamente en cada caso habrá que hacer un estudio y optar por la solución más adecuada a cada paciente.
Pero la sonrisa está garantizada.
Cuéntanos, ¿por qué aún no has dado el paso?